Visiones de peces grandotes cantando alrededor de un micrófono puede llegar a la mente de un norteamericano, con su idea de tuna como algo comestible. En España, significa músicos, mayormente varones, en ropa medieval tocando instrumentos acústicos: guitarra, mandolina, una pandereta y haciendo armonías. La tradición de los tuna empezó hace siete siglos en las universidades españoles iniciales. Los estudiantes hambrientos tocaron música para alimentarse con las propinas que ganaron. Cada facultad universitaria tenía su propia banda. Las tunas todavía están tocando y cantando alrededor de las universidades hoy en día.

En la mitad de otoño de estudiaba en España, un amigo y yo fuimos a Salamanca. Quisimos ver la primera universidad española y las iglesias famosas. Cuando comimos la cena en la Plaza Mayor vimos tunas en trajes negros con mangas acampanadas y capas negros con insignias de banderas mundiales de los países que habían visitado. Gasté casi todas mis pesetas en la joyería charra de Salamanca, pero afortunadamente mi amigo tenía lo suficiente para pedirnos una canción. Tocaron una canción alegre sobre Salamanca.

Cuando veo a una Tuna moderna, pienso en otros grupos musicales que he visto en festivales culturales o en restaurantes mexicanos, los Mariachis. Este estilo musical mexicano es parecido a los juglares universitarios. Usan instrumentos como el guitarrón, la vihuela mexicana, la guitarra, arpa, violin, trompeta, y la voz. La música de teatro español, la música indígena, y ritmos africanos son inspiraciones de los primeros mariachis mexicanos. Me pregunto si la tradición española de tunas es una influencia también. Una pista puede ser el botón charro que tanto me gustaba en la joyería de Salamanca. Es parecido a las decoraciones charras en los pantalones de los mariachis. Los grupos mexicanos elevaron la forma musical tradicional a otro nivel.

Cuando vivimos en Austin Evan y yo, visitamos de menudo a San Antonio. Varios restaurantes del famoso Riverwalk tienen mariachis. Cenando en el patio de La Villita Café, hombres con trajes de charro y sombreros anchos tocaban y paseaban. Les pedimos tocar Cielito Lindo o Malagueña Salerosa. El cantante protestaba, no podía cantar la segunda canción por las notas altas, nos decía para aumentar el drama y recibir una propina más grande. Cuando por fin se asintió, la cantó muy bien, le dimos un gran aplauso y la propina merecida. También en San Antonio fuimos a la misa en la misión San José donde tocaron mariachis para gente de todo el mundo. Era una experiencia muy alegre con trompetas y voces jubilosas.

Desde la escuela secundaria, me encantaba la música latina. Tocaba mal la canción mariachi, “Malagüena salerosa” en el piano y cantaba más o menos bien, “Qué bonitos ojos tienes…” Antes del nacimiento de nuestra hija, participé en una banda que se llamaba Estudiantina Panamericana en Madison. En América Latina los grupos de tuna se llaman “estudiantina”. Tocábamos canciones de España y de muchos países latinos: como Cielito Lindo de España, La Bamba de México, Canción y huayno de Peru, Gracias a la vida de la Argentina, y la canción mexicana de los cumpleaños, Las mañanitas. Tocamos en el festival de cultura “Triangle Fest”, en el Mercado Norte de Finqueros, en el festival Atwood, y el gran Festival Internacional de Madison una vez. Usamos tres o cuatro guitarras, una mandolina, un saxofón, tambores, una arpa, una marimba y un cuatro. No soy Linda Rondstat, pero cantar con este grupo folclórico era una de las mejores experiencias de mi vida. Ahora nuestra hija y yo cantamos juntas estas canciones españolas y latinoamericanas. Para mí, es una felicidad tremenda.

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Estudiantina Panamericana, Madison Triangle Fest 2008 by Evan Wedell