Aunque la gracia y belleza de todas las mariposas me cautiva, las monarcas son mágicas. Su color anaranjado fuerte, sus alitas que llevan rayas negras con lunares blancos son un ramo de flores para los ojos. Cuando era niña, al principio del año escolar en Minnesota, me acuerdo de su presencia numerosa en el jardín en frente de la casa, donde reposaban y sacaron una merienda. Lo que no sabía en aquel entonces era la distancia tremenda que tenían que navegar. Su vuelo del mediooeste de los Estados Unidos a Michoacan, México es más de 3200K. Como una monarca vuela entre 80 y 130K al día, ¡es un viaje de 20 a 40 días! ¿Cómo es posible que sus alitas de papel seda pueden superar este kilometraje por las temperaturas bajas y las climas lluviosas del otoño? Estas criaturas deben ser más resistentes que parecen a la primera vista.

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Flowering Milkweed (Algodoncillo en flor) by Rebecca Cuningham 2018

La migración monarca es central en la creencias de la gente indígena michoacana y los aztecas mexicas. Cuando las mariposas vuelven a su patria en el principio de noviembre, son las almas de los muertos regresando a la tierra para acompañar a sus seres queridos. Las familias mexicanas decoran los cementerios y hacen ofrendas en altares de la casa para darles bienvenido a los espíritus en la fiesta de Día de los Muertos, el 1 y 2 de noviembre. En ésta estación del año, millones de mariposas llegan a los bosques montañosos mexicanos cerca el pueblo de Angangueo. Reposan en los árboles pinos y oyamel, cubriéndolos con sus cuerpitos delicados. El bosque es ahora parte de la Reserva Biosfera Mariposa Monarca para preservar el único lugar donde pasan estas mariposas el invierno desde octubre hasta marzo. El número de mariposas monarcas está diminuendo. En parte es por causa de una falta de la planta llamada algodoncillo, la comida y cuna de la oruga monarca, que estaba en la parte rural de los Estados Unidos.

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Milkweed by Rebecca Cuningham 2018

Hace dos años, sembramos el algodoncillo en una parte verde estrecha cerca de nuestro garaje aquí en Wisconsin. La planta se difundió de tres a veinte ejemplares, cunas listas para recibir los huevos de las mamás monarcas y es material para dar de comer a las orugas. Ahora trae docenas más mariposas que vi antes. Hace seis años añadí cuatro asteres morados a nuestro jardín de lluvia (hay ejemplares en la foto arriba). Cada otoño siembro semillas y ahora tenemos ocho grupos de seis plantas cada uno. Los asteres son perennes resistentes del otoño que dan una bebida de néctar refrescante a las mariposas. Sus alas ondean como si fueran diciendo, “¡Qué rico!”

El sábado pasado, mi marido y nuestr@ hij@ entraron la casa hablando de alta voz, “Tienes que venir al jardín, ¡hay tantas mariposas monarcas! Ni podemos contarlas todas.” Los tres salimos la casa y nos paramos asombrados mirando los vuelos espirales de las mariposas, bailando arriba de los asteres. “Uno-dos-tres-cuatro-cin…” nuestr@ peque dijo. Entonces los viajeros sedientos se movieron para probar flores nuevas y tuvimos que empezar de contar de nuevo. “¡Uno-dos-tres-cuatro-cinco-seis-siete-o…!” En diez minutos, contamos once. Espero que no saltemos a nadie. Contamos nuestras visitas de mariposas monarcas todos los años. Este año es más alto que nunca; 71 en nuestro jardín de lluvia, 88 en total en nuestra ciudad. El resultado de la inversión pequeña de los $10 y el tiempo de cuidar las plantas son nuestras sonrisas grandes.

¿Cuál es un acto simple que te trae mucha alegría?

Gracias por leer mis ensayos. Olé! -Rebecca

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Monarchs drinking purple aster nectar by Rebecca Cuningham 2018